Séneca fue un filósofo que vivió en una época muy inestable. En un momento de su vida tuvo que asumir la tutoría del Emperador Merón, un hombre que tenía mucha ira. Este acontecimiento es el que llevo a Séneca a reflexionar sobre la ira.
La vida moderna está llena de frustraciones. A menudo podemos perder los estribos y sacar fuera nuestra ira. Como personas que somos, esto nos pasa a todos. La ira es algo racional, algo sobre lo que en el fondo tenemos control.
Según Séneca, la ira está presente en la vida cotidiana por tener ideas muy optimistas del mundo. La gente se enfada por tener muchas esperanzas en algo, demasiadas esperanzas. Para controlar la ira, lo ideal sería ser pesimistas en determinadas ocasiones para que las cosas nos sorprendan menos, para estar preparados cuando algo malo nos ocurra. Esto es así porque al ser más pesimistas, nos imaginamos más las cosas malas que nos pueden suceder.
Según mi opinión, la ira es algo que todo el mundo padece. Podemos decir que es algo incontrolable, pero en realidad no lo es. Si nos paramos a reflexionar todos los días sobre las malas situaciones que podemos vivir, nos daremos cuenta que podemos evitar esas malas reacciones que tenemos en caliente, cuando nos suceden las malas cosas y estar preparados por asumirlas. Pero esto no es nada fácil. La pregunta sería: ¿sabemos las personas buscar en nuestro interior y encontrar el punto que nos permite la reflexión, o solo nos dejamos llevar por las malas reacciones, sin tener en cuenta esta reflexión?
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