domingo, 6 de marzo de 2011

Utopía

Antes de proponer mi propia utopía, me gustaría aclarar el concepto de esta palabra. Se refiere a un ideal que se persigue, inalcanzable, pero que ejerce una función de guía. Se trata de proponer un modelo, considerarlo como ideal e intentar llevarlo a cabo de la mejor de las maneras posibles.
Personalmente, mi utopía consistiría en considerar a todo el mundo por igual y que el poder se ejerciera de una manera equilibrada y compensada, siendo todo el mundo partícipe. Podríamos hablar de democracia. El principio que reinaría en este sistema sería la igualdad, seguido de la justicia. Yo considero estos factores fundamentales para el buen funcionamiento de un sistema o institución ya que, sin ellos, sería difícil controlar a todo el mundo.
Pero en todas las sociedades aparecen problemas. Para su resolución, dominaría el uso de la “palabra”. Ella sería la herramienta indispensable para conseguir la igualdad. Nunca habría que recurrir a ningún otro de principio que no sea ese.

Kant

Kant centró sus estudios en una doctrina moral, que consistía en buscar el núcleo de la moral humana. Trataba de relacionar la moral con la acción. Se ajustaba a unas normas que se consideran correctas independientemente de las consecuencias que se deriven de la acción.
El imperativo categórico era defendido por este filósofo, por Kant. Esta idea decía que el fin no justifica nunca los medios. Lo importante es la intención, el resultado es secundario. Un kantiano salvaría a un inocente aunque la consecuencia fuera la destrucción del mundo. Se trata de ética de convicción.
Sin embargo, hay otra teoría que defiende que el fin justifica los medios. Se trata del utilitarismo. En este caso lo importante es el resultado. Se tienen en cuenta las consecuencias probables de la acción. El objetivo sería aportar más felicidad al mayor número de personas. Un utilitarista salvaría al mundo aunque tuviera que morir un inocente. Estamos hablando de ética de responsabilidad.
Weber actuaría como una especie de intermediario. Defiende que se trata de un problema de máximos y mínimos, ya que ninguna de las dos teorías mencionadas anteriormente se dan con firmeza en la realidad. Sino que siempre habrá un poco de las dos.
Yo, personalmente, estoy de acuerdo con Weber. No defendería radicalmente ninguna teoría sino que me quedaría en un punto medio. Se trata de coger un poco de las dos. Hasta ahí vamos bien. Pero surge una cuestión. ¿Cuál sería exactamente ese punto medio? ¿Cuánto habría que considerar de cada teoría? Estas son unas preguntas que nos pueden incitar a la reflexión y pueden tener múltiples respuestas.

Diógenes de Sinope

Diógenes fue un filósofo que era considerado profeta y héroe por unos y estafador y loco por otros. Su vida fue un ejemplo de filosofía. De joven fue acusado de falsificar monedas y fue enviado al exilio. Pero, ¿por qué hizo esto? Lo hizo para seguir la voluntad del Oráculo Delfos. Previamente, Diógenes le había preguntado qué había que hacer para ser famoso, y este le contestó que tenía que cambiar el valor de la moneda.
Más tarde conoció a Antístenes y se convirtió en su seguidor. Este filósofo defendía que el hombre debía despegarse de los prejuicios y vivir como un perro callejero. Era defensor del cinismo, que negaba las leyes sociales y culturales y la moral existente. Para ellos, la virtud era abstenerse de las necesidades. Siguiendo este ejemplo comenzó a vivir en las calles, como si se tratara de un perro callejero.
Según mi opinión, en la vida hay que intentar ser uno mismo, y no tener ningún prejuicio moral. Hay que salir a la calle como si se tratara de un perro callejero, sin tener nada que pueda tapar tu interior, tu verdadero ”tú”. Es una tarea bastante difícil, porque supone abstenerse de los pensamientos de la sociedad y no dejarse influenciar por nada. Pero, ¿estamos todos preparados para ser uno mismo, sin que nos importe nada el ideal que imponga la sociedad?

Séneca y la ira

Séneca fue un filósofo que vivió en una época muy inestable. En un momento de su vida tuvo que asumir la tutoría del Emperador Merón, un hombre que tenía mucha ira. Este acontecimiento es el que llevo a Séneca a reflexionar sobre la ira.
La vida moderna está llena de frustraciones. A menudo podemos perder los estribos  y sacar fuera nuestra ira. Como personas que somos, esto nos pasa a todos. La ira es algo racional, algo sobre lo que en el fondo tenemos control.
Según Séneca, la ira está presente en la vida cotidiana por tener ideas muy optimistas del mundo. La gente se enfada por tener muchas esperanzas en algo, demasiadas esperanzas. Para controlar la ira, lo ideal sería ser pesimistas en determinadas ocasiones para que las cosas nos sorprendan menos, para estar preparados cuando algo malo nos ocurra. Esto es así porque al ser más pesimistas, nos imaginamos más las cosas malas que nos pueden suceder.
Según mi opinión, la ira es algo que todo el mundo padece. Podemos decir que es algo incontrolable, pero en realidad no lo es. Si nos paramos a reflexionar todos los días sobre las malas situaciones que podemos vivir, nos daremos cuenta que podemos evitar esas malas reacciones que tenemos en caliente, cuando nos suceden las malas cosas y estar preparados por asumirlas. Pero esto no es nada fácil. La pregunta sería: ¿sabemos las personas buscar en nuestro interior y encontrar el punto que nos permite la reflexión, o solo nos dejamos llevar por las malas reacciones, sin tener en cuenta esta reflexión?

EPICURO Y LA FELICIDAD

Según Epicuro, para conseguir la felicidad hacen falta tres cosas: tener amigos, tener libertad (autosuficiencia) y tener una vida bien analizada (con capacidad de reflexión). Visto así, esto parece fácil, pero en realidad no lo es. Todos podemos ser felices en la vida, pero probablemente buscamos en el sitio equivocado. La publicidad es la gran responsable de esto. Nos ofrece una visión de la felicidad que no se corresponde con la filosofía de Epicuro. Y nosotros, parece ser que no entendemos nuestras necesidades y nos dejamos influir por ella.
El ideal de la filosofía epicúrea es desear una vida placentera y divertida. El placer es lo más importante de la vida. Como hemos visto en los videos, parece fácil pensar que esto se puede conseguir con el dinero. Pero esto no es así. Aunque nos resulte difícil, antes de comprar debemos recapacitar.
En mi opinión, yo pienso que todos tenemos (o deberíamos tener) el mismo objetivo en la vida: ser felices. Pero, como hemos visto, esto no es nada fácil, ya que hay mucha gente que no es feliz. Para intentar alcanzar ese estado de felicidad, yo creo que deberíamos indagar más en el tercer aspecto mencionado por Epicuro: tener tiempo para reflexionar sobre la vida. Yo pienso que la gente, en general, se obsesiona tanto en conseguir el estado ideal de felicidad que no deja tiempo para reflexionar sobre la vida, sobre las necesidades. Entonces, ¿sabemos realmente reflexionar sobre la vida, o solo la vivimos para intentar ser felices, sin reflexión alguna?